Friday, April 12, 2002

La semana pasada cumplí 31 años. Luigi y yo lo celebramos con una pequeña discusión seguida de una magnífica cena en uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Así somos nosotros, tan pronto reímos como lloramos. Mejor dicho, así soy yo porque Luigi, lo que se dice llorar, llora poco.

Ya tengo el billete para Italia y España. Iain y yo estaremos en Barcelona del 22 de julio al 22 de agosto. Esta vez ha costado un dineral. A este paso no vamos a levantar cabeza, tenemos siempre tantos gastos! Luigi irá a Italia pero aún no se sabe si podrá pasar un par de días por Barcelona.

Nuestros futuros sobrinos ya tienen nombre: Ingrid la hija de mi hermana y Riccardo el hijo del hermano de Luigi.

Iain ya tiene 3 sellos en su pasaporte de los parques.

Acabamos el día durmiendo en un motel de lujo por cuatro duros y eso relajó los ánimos. Al día siguiente fuimos al Sequoia Nacional Park y vimos la sequoia más grande del mundo. También visitamos el Kings Canyon aunque la mayor parte del parque estaba cerrada por la nieve. Acabamos el viaje visitando la costa del Pacífico por la zona de Carmel y alrededores, donde el agua es azul turquesa y la arena blanca. Un paraíso si no fuera por el viento y que el agua está helada. Una zona donde los ricos construyen mansiones espectaculares con jardines que parecen parques nacionales en miniatura.

Hace días que no puedo escribir nada sobre nuestra vida aquí porque me he propuesto seriamente encontrar un dichoso máster y eso implica además encontrar primero una preschool para Iain y traducir mi currículum al inglés. Parece poca cosa, pero no lo es. Dentro de 2 sábados hay una jornada de puertas abiertas en Berkeley y quiero ir a investigar.
La semana pasada fuimos al pediatra. Habían pasado 2 meses desde la última visita! Acostumbrada como estaba en Barcelona a ir cada 2 x 3 a veces me parece que Iain está creciendo abandonado de la mano de Dios…Dijo que es muy alto, pero también que está muy delgado. La verdad es que no da esa impresión pero así lo mostraba la curva de crecimiento. Claro que la acababan de adaptar de acuerdo con las últimas estadísticas americanas y como hay tanto gordo, incluso ya desde bebés, no me preocupo. Además, Iain tiene tan mala leche que, durante las 3 semanas que sus abuelos italianos han estado con nosotros, no se ha dignado en abrir la boca, pero al día siguiente después de la partida empezó a comer mejor que nunca y aún sigue. Espero que eso signifique el principio de una nueva era para mí.
Ahora os explico algo espeluznante que nos pasó hace un par de fines de semana, cuando nos fuimos de viaje por los parques nacionales más cercanos. Empezamos el tour por Yosemite. A las 2 de la tarde empezamos la ascensión el nacimiento de la Yosemite Fall, una de las cascadas más altas del mundo. Los padres de Luigi también vinieron con nosotros pero, después de 2 h de camino se dieron media vuelta porque ya habían visto escenas espectaculares de la cascada y ya tenían suficiente. Nosotros no. Se nos metió entre ceja y ceja llegar arriba de todo sin tener en cuenta que las 2 de la tarde no son horas de empezar ascensiones de esa magnitud. Había mucho ambiente, como las Ramblas en versión de montaña, porque todo el mundo estaba de vacaciones de Semana Santa. Pero todo era gente que regresaba, pocos subían. Iain estaba disfrutando de lo lindo, no paraba de gritar de alegría, iba tan contento que se le olvidaba comer. Estaba comodísimo en la mochila supersónica que nos regalaron Israel y Carlota, que hasta tiene parasol y paralluvia. El paralluvia fue de gran utilidad porque había partes de las ascensión en que la cascada estaba tan cerca que parecía llover. La cima parecía estar cada vez más lejos, pero finalmente llegamos a las 5.30 de la tarde. Lo teníamos todo calculado, 1.30 h para bajar, a las 7 de la tarde se hacía de noche…Qué ilusos. Tantos años haciendo excursionismo y para qué? Para no recordar las reglas básicas: organiza bien el tiempo, lleva siempre ropa de abrigo y linterna, etc. La cima estaba nevada y yo con mis Kikers en vez de las Goretex, que se quedaron en casa, reposando. Por suerte, frío no pasamos porque dejamos la cima rápidamente y más abajo, la temperatura era un poco más alta. Sobre las 6.15 la luz empezó a desaparecer. Con tanto árbol que hacía sombra, la noche iba a llegar antes de lo previsto. Bajábamos muy deprisa pero cada vez era más difícil distinguir las piedras y los desniveles, que eran muchos, sobre todo para Luigi que, como llevaba gafas de sol, para él la noche llegó mucho antes que para los demás. Y no tenía las gafas normales!! La verdad es que la situación era ridícula, casi sin luz y Luigi con gafas de sol porque sin gafas aún era peor. Entonces hicimos el cambio de mochila y a partir de ese momento, toda la familia pasó a depender de mis ojos. Qué tensión…Me caí sólo una vez y por suerte me quedé sentada, Iain ni se enteró, dormía como un lirón. Es increíble la capacidad que tienen los niños para dormir en las situaciones más insólitas. Nos equivocamos de camino unas 3 veces pero las 3 veces nos dimos cuenta antes de que fuera demasiado tarde y conseguimos llegar al sendero original sin perdernos. Tenía que decir todo el rato a Luigi dónde tenía que pisar porque no veía. Nuestra salvación fue que el sendero tenía muchas curvas y en la mayoría había unas piedras colocadas de manera especial que en la oscuridad se podían ver ligeramente. Estos americanos a veces tienen alguna buena idea. Sobre las 7.30 empezamos a ver alguna luz a lo lejos. Era el camping. "Salvados" pensé, un poco precipitadamente porque entonces me di cuenta de que la oscuridad era total y que no veía NADA. En ese momento tuve que luchar para no echarme a llorar y quedarme allí clavada. Vino a mi mente la imagen de nosotros durmiendo en el bosque y me sentí muy mala madre, una irresponsable. Y si me torcía un pie? O si se lo torcía Luigi y tenía que seguir sola? Pensé en los padres de Luigi, en lo mal que lo estarían pasando, sin poder hablar inglés, sin saber cómo se conduce un coche americano que además estaba aparcado en medio de la nada, en una carretera de sentido único. Pero entonces saqué el poco coraje que aún me quedaba y caminamos, bosque a través, en dirección a las luces. Estaba todo tan oscuro que sobre las 8 llegamos a la carretera y ni siquiera nos dimos cuenta de que estábamos caminando sobre el asfalto! Hicimos autostop para llegar al coche. No nos costó encontrar alguien que nos llevara. A ver quén se resiste a un autostopista de 10 meses que además está dormido! Ya podéis imaginar el drama que se montó. A pesar de todo, la experiencia valió la pena porque ver el nacimiento de la cascada fue increíble. Intentamos avisar al ranger de que detrás nuestro quedaban unas 5 personas que seguramente acabaron pasando la noche en compañía de los osos, a no ser que llevaran linternas, que no creo porque tenían pinta de estar tan bien preparados como nosotros. No encontramos al ranger.

Iain está en una etapa en la que parece tener concentrada toda su sensibilidad en la punta de un dedo, el dedo índice de la mano derecha. Todo lo tiene que tocar con ese dedo. Es gracioso porque a veces, cuando se queda muy callado, voy corriendo a donde está, pensando en alguna travesura, y me lo encuentro con la punta del dedo pegada en sitios de lo más extraños. No obstante, la lengua sigue teniendo todavía mucha importancia en sus exploraciones.
Y luego la hora del relax: el baño. No sé, yo siempre he oído que los niños juegan en el agua, bueno, algunos son hidrófobos y lloran. Pero Iain, en el agua se relaja. Luigi, que es el responsable del baño, lo tumba siempre boca arriba, con el agua que le cubre medio cuerpo. Le da su pato preferido e Iain ahí se queda, con los ojos muy abiertos, chupando el pato e inmóvil como un palo.

Iain es vegetariano desde hace unas semanas. Aunque no era esa mi intención por lo menos en sus primeros años de vida, más que nada porque aquí ya me parece bastante difícil encontrar un pediatra que me guste como para encima exigir que tenga conocimientos sobre dietas vegetarianas, me he visto "obligada" a admitir que nuestro hijo siente una profunda aversión por los animalitos muertos. Quizá porque su padre ha estado haciendo campaña en contra a mis espaldas, no sé. Así que he decidido no luchar más y enfocar los esfuerzos en buscar combinaciones ricas en vitaminas y proteínas que le gusten. Luigi obviamente está muy feliz de que su hijo demuestre estas preferencias culinarias y de que no haga ascos al tofu. La verdad es que este niño es un poco rarito. Las papillas con tofu son realmente vomitivas porque el tofu sin condimentar, sólo combinado con verduras sin sal, es asqueroso. Curiosamente a Iain le gusta (y a su padre también!), pero sólo un poco, sin exagerar. Cuando llega la hora de comer se mueve tanto que meter la cuchara en la boca es más difícil que el tiro al plato. Y es que este niño ha salido muy bailongo. Ya veréis la risa que da.
A pesar de las comidas, Iain es un niño muy bueno y simpático. Incluso cuando se puso enfermo por primera vez hace unas semanas (llegó a 40 grados C) se portó muy bien. Tuvimos que llevarlo al hospital porque el medicamento para bajar la fiebre no surtía efecto. Como no sabían qué tenía (un par de días después se descubrió que era un simple constipado) le querían hacer también una análisis de orina. Querían extraerla con una jeringa. Entonces sucedió algo muy divertido. Yo creo que Iain se olía lo que iban a hacerle porque en esas que se puso a hacer pipí, y como estaba desnudo en los brazos de Luigi, éste recogió toda la orina que pudo con la mano. Y ya me veis a mí corriendo por los pasillos buscando un vasito de esos especiales para muestras de orina. Y funcionó.

Luigi ya se ha integrado plenamente en la vida de la ciudad. La prueba es que ya ha conseguido salir en una foto en la primera página del web de Greenpeace aunque sólo estuvo en el web 1 o 2 días. La foto era muy graciosa porque salía al lado de uno que estaba disfrazado de oso polar pero más bien parecía un pollo gigante porque la calidad de la foto era un poco mala y no se distinguía bien el animal.